sábado, 9 de febrero de 2013

No se me ocurre, otra despedida.

 

Mis historias han sido orillas de un río,
las corrientes de los tesoros de arcos iris,
me llevaban siempre rio arriba,
a vivir recuerdos más anchos que una milla,
como reflejos del rostro de la luna.
Para que tener pasados lejanos,
sin tiempos para presentes.
Para que historias...

Me despido de este espacio,
que en su inicio buscaba solo clasificarme,
que llego a vivir y muere como todo personaje,
desordenado.

No se me ha ocurrido una despedida mejor…
que  Audrey  y...
Moon River.

Río de luna, más ancho que una milla,
Te cruzaré a tu estilo, algún día
Viejo creador de sueños,

Destrozador de corazones ...
Adondequiera que vayas,
Yo sigo tu camino.

Dos vagabundos, contemplando el mundo
Hay tanto mundo para ver
Los dos buscamos el mismo arco iris
Esperando a la vuelta de la esquina…
Mi fiel amigo,
Río de luna y yo.
 
 
Adios

martes, 17 de mayo de 2011

Quizá algo esta cambiando

Me contaron el otro día, que un tipo, se dedica a introducir direcciones de correo electrónico en buscadores, y luego intenta conseguir contraseñas de paginas de Facebook, de blogs, de webs... Estudia las respuestas a las preguntas más habituales que permiten conseguir la propiedad de esos sitios, y acaba apropiándose de ellos.
Algunos le cuestan más y otros menos, pero si se lo propone lo consigue.

(Esas preguntas cuyas respuestas, no conoce nadie, más que tu, y las has desvelado para tener un espacio propio, no importa donde, mientras sea dentro de la maravillosa “red”, social.
Esas preguntas que todos hemos elegido en un menú desplegable, para ahorrarnos escribir una pregunta que tenga respuesta, que de verdad solo conozcamos cada uno de nosotros, porque no tenemos tiempo, detrás nos espera algo propio, tenemos mucha prisa en poseer nuestro espacio, no importa donde...)


Preguntas cotidianas, quien no ha elegido, en un menú desplegable:
¿Como se llama mi perro? o ¿Cual es el nombre de mi primer@ novi@?
(por cierto mi perro se llama Artza, y el nombre de mi primera novia, (novia en mi caso), no esta en esta maravillosa red, no soy un pez, mi memoria es mía.)

(A veces me pregunto, si no estoy regalando, a un tipo que no conozco, que se dedica a reventar la parte social que tiene la red, en la que invierto poco tiempo y mucha creatividad, en la que invierto lo que soy, todas mis contraseñas.
Tengo la impresión de que la palabra correo, va a pasar a la historia y con ella, la @, (si la arroba), como desaparecieron antes los sellos y después los y las carter@s.)


Me lo contaron el otro día, creo que fue en un bar, o quizá en casa de los tíos de mi mujer, ¡a no, ya me acuerdo!, me lo contó, una cliente por correo.

(¿Debería haber dicho ” clienta”?, ¿O el error es haber dicho, “una”?
¿Las mujeres, compran a hombres o compran a mujeres, cuando representan a una empresa? Los hombres ya sabemos a quien han comprado durante toda la historia, aunque quizá eso este cambiando)


He estado pensando, (algo a lo que normalmente le dedico poco tiempo), y me he echo una pregunta. ¿Lo que importa en la red es ser tipo, ser tipa, o ser tip@?

Quien se dedica a reventar una propiedad, en la que se invierte poco tiempo y menos creatividad, si no es una maquina o un motor... de búsquedas, merece mis respetos, tan solo es un o una ladrón@, social.
Cuando quiera le dejo que me robe, que se lleve la red entera, si consigue averiguar todas mis respuestas, negocio con él o con ella, tendra que responder alguna pregunta, para que le deje robarme... a una maquina o a un motor, no puedo rendirles respeto, aunque escriban mis preguntas, sean ellas o sean ellos, los que están detrás me roban sin darme cuenta.

Quizá algo esta cambiando.

Por cierto, lo del tipo, que se dedica a reventar la red, me lo contó mi hija, por carta, espero vivir el tiempo suficiente como para contar algo, que me han contado tod@s mis hij@s, al oído, mirándome a los ojos, y si no es posible por correo.

Pero solo a mí.

Me muero por utilizar la llave del buzón, todos los días, buscando respuestas, que llegan con sello.

El ladrón o la ladrona encontrarían aquí, todas mis contraseñas, una maquina o un motor, pasarían de largo, incluso con contraseñas.

Quizá algo esta cambiando.

martes, 8 de marzo de 2011

Bilbao-Valencia-Bilbao, en 48 horas, a 110 km./h.

Acostumbro a conducir a distintas velocidades, no hago tantos km. al año, como un profesional del volante, tan solo unos 40.000, vamos una vuelta al mundo.
Mi coche me dice, que los últimos 5.000 km. los he recorrido, a una media de 64 km./h., es decir unas 625 h, 26 días completos al año, me los paso en el coche.

Acabo de conducir Bilbao-Valencia-Bilbao, por motivos que no vienen al caso, con mi mujer, en su coche, y todo el trayecto de autovías y autopistas, lo hemos hecho a 110 km./h.

Quería comprobar, si era capaz de conseguirlo, cuanto iba a ahorrar en consumo, y cuanto tiempo iba a perder.

No lo hubiese conseguido en mi coche, no tiene control automático de velocidad, hubiese tenido que sostener la velocidad con el pie, unos 1.000 km, (pobre pie).

He calculado un ahorro en combustible total de 20 €, sobre el gasto de la última vez, que realizamos el mismo trayecto, con el mismo coche, a una velocidad mayor a 120 km./h., salvo cuando había radares.

Hemos tardado esta vez unas 5 h más, entre ida y vuelta, también es cierto que hemos tenido que parar más veces, quizá por que el viaje se nos ha hecho más largo, quizá porque esta vez, mi mujer esta embarazada, y simplemente necesitaba parar más.
No tengo muy claro si los 20 €, no nos los hemos gastado, en las paradas.

Durante todo el viaje, he sentido, una mayor seguridad, en todo momento, de hecho he notado que necesitaba menos atención a una velocidad tan baja, claro que iba acompañado y era fácil mantenerme despierto.

Si me preguntan, a que velocidad iría, el próximo viaje Bilbao-Valencia-Bilbao, saliendo un domingo de mi casa a las 12:00 h, y regresando a ella, desde Valencia al día siguiente, a las 23:00 h, diría que si voy solo en mi coche, no soportaría mantener la velocidad, ni la atención suficiente a esa velocidad, durante tanto tiempo, que pago 20€ por reducir el viaje, que en cinco horas, seguro que hubiese sido capaz de escribir algo.

Pero si el viaje lo volvemos a hacer mi mujer y yo, en su coche, volvería a hacerlo a 110 km./h., por dos razones, primero y más importante por seguridad, no se que haría si le pasase algo a mi mujer o a lo que esta creciendo dentro de ella, por mi culpa, y en segundo lugar, porque la última vez, me calzaron una multa, y esta vez la que perdió puntos del carne, fue mi mujer, aunque conducía yo, y no quiero tener otra bronca en casa, por una multa.

Ya veremos que pasa con la crisis, igual dentro de un tiempo, no pago 20 € por ahorrarme 5 horas de coche, y las multas, la seguridad, y los puntos, o escribir, ya no tienen tanta importancia.

sábado, 5 de marzo de 2011

Volver, en tres semanas, a tantos años.



Volver al vientre, a contar latidos, al parto…
A la cuna, a eternos llantos, a grandes sonrisas…
Volver a bañeras con batallas de tapones,
a las noches de cuentos, de miedo a la oscuridad,
a las de la soledad.

Volver al colegio, a las notas,
a los amigos y las amigas,
volver al amor…

No se si me atrevo, todavía,
a que aumenten mis amores,
creo que necesito,
un par de meses.

lunes, 28 de febrero de 2011

Una tonteria.

Tengo demasiadas ideas, alguna me sobra.

Por ejemplo:

“Me gustaría dejarlo todo, y dedicarme a aprender a escribir”

Aprender escritura breve, rápida, poesía, narrativa, teatro.
Aprender a escribir historia, arte, ciencia, teología, filosofía.

Incluso aprender a escribir publicidad.

Dominar las métricas, las luces, los símbolos, los idiomas, todas sus letras.
Dominar las palabras.

Si consiguiese aprender a escribir de verdad…

¿Conseguiría expresar todas mis ideas?

Si aprendiese a escribir…
Intentaría escribir sobre el Universo, el Sol y la Luna,
sobre nuestro Planeta.

Escribiría al Aire, al Fuego, al Agua, a la Tierra.

Le escribiría a Dios, al Dinero, a nuestra Civilización.

Conseguiría cartearme con Ahmurabi, con Confucio
con Jesús y con Mahoma, con Lutero,
sobre todo con Ignacio Ellacuria..

Escribiría sobre el primer animal, que en esta tierra,
busco una silueta en una sombra.
Escribiría, sobre el que sigue necesitando buscarlas,
para sobrevivir.

Escribiría…
Sería incluso capaz, de escribir un personaje eterno.
Sería capaz de escribirme a mí.


Es mejor que escriba mal.
Que ideas como esta no consiga expresarlas.

Mis ideas son muy simples.
Mejor que mi verbo siga siendo escaso.
Además…
¿Quién se atreve a dejarlo todo?
Por una idea.
Por una tontería.
Aunque sea de puño y letra.

domingo, 13 de febrero de 2011

Un secreto, cerca del cielo.

Hasta mis quince años, en verano, vivía en un 7º piso.
Al lado de la puerta de mi casa, había otra, un poco más pequeña, que daba a unas pocas escaleras. Al final de esas escaleras, una ventana, también pequeña, me dejo pasar muchas veces hasta el tejado.

Solo subía, y me sentaba en las tejas, miraba al cielo, al horizonte, llegué a jugar con ellos, a reconocerlos con los ojos cerrados.

A veces, contaba las tejas.

Este juego, (creo), me empujó a atreverme, a levantarme,
a moverme por mi tejado.

Conté, todas las tejas de mi tejado, lo recorrí de cabo a rabo,
siempre sin acercarme al borde, me daba demasiado miedo.

Aprendí, incluso a saber, cuanto tiempo podía estar en el tejado,
sin que se descubriese mi secreto.
Al principio mirando al cielo, después, gracias a aquel reloj tan feo,
con esfera solar, que me regalaron por mi comunión, y que duró tantos años.

Deje de subir, cuando me acostumbre, a mirar la luz de la cocina,
en el patio, desde el borde que antes me daba tanto miedo.
Supe que me había cansado de cielo, de horizonte, de tejas,
que no encontraría más juegos nuevos, en mi tejado.

A mis dieciseis años, dejamos de ir en verano,
a la que fue mi casa tanto tiempo.

A veces pienso, que hubiese sido de mí,
si hubiese vivido en ese 7º piso todo el año.

Tan cerca del cielo.

martes, 7 de septiembre de 2010

La ciudad

Camino sin rumbo, solo por la ciudad.
Mi mirada se va perdiendo hacia el suelo,
Contemplo como mis pies, uno tras el otro,
aparecen ante mis ojos,
para volver a desaparecer,
y volver a aparecer,
y volver a desaparecer...

Mis pies saben mejor que yo, a donde van,
al menos no dejan de caminar.
Cambio la mirada, intento pararla, pero sube y sube…

Mientras camino, no veo las estrellas,
las farolas no me dejan ver por encima de los edificios.

Hay un señora en un balcón.
la única casa con señora en el balcón,
la única casa con balcones.
En los edificios, no hay nadie,
al menos en las ventanas.
Todos están aquí abajo, caminan…

Mi mirada baja, buscando mis compañeros caminantes.
Solo veo nucas, todos se miran a los pies,
preguntándoles, a donde vamos…
Nadie mira hacia arriba, nadie mira al frente.
Alguna cara que se me cruza, no tiene balcones,
no me mira.

Sigo caminando sin rumbo,
solo por la ciudad,
a donde me lleven mis pies,
que saben a donde van.